Exposición «Caladoras»

24 Feb 2011

    Exposición de calados y fotografí­as antiguas que pretendí­an mostrar al visitante uno de los oficios artesanales más conocidos y promocionados de Canarias. Labor muy arraigada en los hogares canarios, que con los años se ha ido perdiendo y reduciéndose a talleres tradicionales.
El calado era una actividad estrictamente familiar originario de Portugal, pero a finales del siglo XIX las casas comerciales inglesas y los comerciantes hindúes, instalados en Canarias organizaron su exportación.

En 1901 se abrió la primera casa exportadora de calados y bordados en el Puerto de la Cruz. Tenerife en sus inicios contó con 300 caladoras, este modelo se trasladó al resto de las islas, llegando a instalarse en el Archipiélago más de diez casas exportadoras que enviaban sus mercancí­as a Europa y Norteamérica, esto supuso una importante ocupación de mano de obra femenina, particularmente en zonas rurales.

Para la realización de un calado no se necesitan herramientas sofisticadas. Además de una tela (lino, algodón, tergal), hilo fuerte para tensar, tijeras y agujas, es necesario contar con un bastidor el que colocar la tela bien tensa formando una superficie plana no deformable. Las manos de la caladora. que apenas rozan la tela se sitúan una por encima y la otra por debajo de la misma. El bastidor debe estar apoyado de forma estable con el fin de que la caladora no se vea obligada a sujetar en ningún momento la tela.

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