OCTUBRE 2011
La mezcla de facetas cobra sentido en el trabajo de Andrea Díaz. Plantea dos realidades: la parte creada invade lo creado. Es el inicio del dominio de la artista sobre el entorno. ¿Pero realmente es una invasión, o la autora sólo pretende añadirse como una parte más del espacio? Contemplando su obra, podemos adivinar que la artista descubre un contexto, y al tiempo desea adoptarlo y dejarse adoptar.
El núcleo de lo expuesto es un avance hacia un paisaje solitario, donde Andrea, se adentra y se identifica. Habla, escucha, observa, busca, viaja.
En su planteamiento artístico, la fotografía es la naturaleza y la pintura es la creadora. Se produce una interrelación entre el concepto de búsqueda y el de encuentro. Y cuando ésta se produce, ¿finaliza el viaje? Y ¿a qué clase de viaje se refiere la autora? ¿Es un viaje prolongado o termina cuando encuentra las respuestas? Es un espacio emocional.
Desde la década de los 70, crear a través de la manipulación de la fotografía, se ha convertido en una nueva puerta para la creatividad, y esta artista ha optado por este sendero de combinaciones. Perfectamente acopladas con contenidos emocionales. Dos mundos en uno solo.
SECA HERRERA