Cueva de Uchova

En 1933, en la parte alta de municipio, es descubierto un cementerio guanche en la conocida como Cueva de Uchova, la cual albergaba en su interior más de 70 momias guanches, además de varios utensilios domésticos. Los informes de la época describen la colocación de los cadáveres, los cuales descansaban sobre troncos de sabina situados sobre piedras de grandes dimensiones a los que se habían apoyados unos palos y, sobre estos, numerosos cadáveres superpuestos. Se miden esqueletos y se dan las dimensiones: 1’75m. y 1’90 m., sólo se advierten restos de momificación en seis cuerpos, en las manos con las uñas intactas y uno con el pie entero.

En cuanto a la distribución de los cuerpos hallados, son importantes los datos facilitados por la prensa a través de su descubridor, la orientación y colocación de los cadáveres, unas veces de norte a sur y otras de sur a norte tocándose al parecer  por la planta de los pies, datos que certifica Cuscoy en el transcurso de sus trabajos posteriores. Nada de utensilios salvo un cuenco de madera roto. Según el estudio hecho por Cuscoy, entre los materiales hallados figuran noventa cuentas de collar de forma anular, una cabeza de punzón de hueso, restos de pieles en algunos puntos de la cueva, hachones de tea, además de un gánigo de barro cocido hallado en una oquedad del techo de la cueva, se trata de un pequeño cuenco de 9 cm. de altura por 18 cm. de diámetro de color pardo rojizo. Según Cuscoy, éstas cuevas no contienen restos de ocupación humanas por lo que se concluye que correspondió a una población dispersa y trashumante. El estudio de esta necrópolis revela las particularidades de los ritos funerarios que se desconocían hasta entonces, como lo fue la colocación de los cadáveres (superpuestos, yuxtapuestos) y los diferentes acondicionamientos de sus lechos.

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