El Museo de Historia Casa de El Capitán acoge una exposición fotográfica sobre «La Mudá»

Uno de los lugares más emblemáticos del municipio como es el Museo de Historia Casa de El Capitán, vuelve a acoger una destacada exposición fotográfica durante los meses de julio y agosto; en este caso, la que representa a “La Muda”, cuyas imágenes han sido cedidas por el ayuntamiento de Fasnia.

La Mudá es una actividad de recreación etnográfica que pretende poner en valor y divulgar una parte de la historia de Fasnia; las mudadas o traslados que hacía la población de costa a cumbre hasta principios del siglo pasado. La misma, se realiza una vez al año, en el mes de junio, en la parte alta del municipio entre la zona del Hornito y el Caserío de Chifira, como un homenaje a las generaciones rurales que nos anteceden.

Horario:
De Lunes a Viernes: 08:00-13.30 h. y 16:00-19:00 h.
Sábados: 10:00-13:00 h.

La Casa de El Capitán estrena una nueva sala dedicada a la vida y trabajos de Miguel Alfonso Martínez y Juan Bethencourt Alfonso

“Un nuevo espacio con el que se pretende divulgar parte de la historia de nuestro municipio”. Así lo explicaba en el día de hoy el alcalde del municipio, Arturo González, quien estuvo acompañado en la apertura de este nuevo espacio por la concejala de Cultura, Pilar Méndez, así como por el bisnieto de Juan Bethencour Alfonso, Luis Bethencourt Alfonso, y uno de los descendientes de Miguel Alfonso Martínez, Enrique Alfonso García, además del investigador Octavio Rodríguez, encargado de clasificar y transcribir la información de la nueva sala, y el representante de Canarias Consulting, Iván González, responsable del diseño de este nuevo espacio. “Un gran trabajo de recopilación de información en archivos, bibliografías y biografías con el que se ha querido abrir un nuevo enclave dentro del museo que exponga la labor de ambos personajes a través de objetos y útiles de trabajo, así como paneles informativos y audiovisuales”, apuntaba el mandatario.

Por su parte, Pilar Méndez, quiso destacar “la importancia de dar a conocer la figura de Miguel Alfonso Martínez, quien fue alcalde de San Miguel de Abona en varias ocasiones y capitán de mayor rango del Regimiento de Milicias Nacionales del cantón de Abona”. Un personaje por el que, además, “se dio a conocer popularmente la casa que actualmente lleva el nombre de Museo de historia Casa de El Capitán”, explicaba la edil, por lo que “entendíamos necesaria la incorporación de esta figura al recorrido histórico que ofrece el museo”. En este sentido, cabe destacar que Miguel Alfonso Martínez fue uno de los vecinos de San Miguel de Abona de mayor prestigio en la primera mitad del siglo XIX, en la emergente sociedad del nuevo municipio. Gracias a su iniciativa personal se llevaron a cabo destacadas obras necesarias para el municipio, cubriendo necesidades civiles tales como el cementerio municipal, las casas consistoriales (actual Biblioteca Municipal) y la escuela de instrucción primaria; y necesidades propias de la vida religiosa, como la capilla mortuoria o la reedificación del templo parroquial, infraestructuras en las que invirtió gran parte de su patrimonio personal.

Por su parte, Juan Bethencourt Alfonso, nieto de Miguel Alfonso Martínez sobre cuya figura el consistorio sanmiguelero ha llevado a cabo infinidad de proyectos de divulgación, dedicó su vida a la medicina, la investigación en el ámbito de la antropología, etnografía e historia, obteniendo por ello innumerables datos sobre nuestra cultura y costumbres guanches. Siendo descendiente de Alfonso Martínez, pasó también parte de su infancia entre las paredes de este actual museo.

“La escuelita”, una muestra de lo que fue un aula de los años 70

El Museo de Historia Casa de El Capitán acogerá durante los meses de octubre y noviembre la exposición “La escuelita”, una muestra de lo que fue un aula de los años 70 del pasado siglo que alberga material y mobiliario recuperado de una antigua escuela ubicada en la finca de Archiles, cerca del núcleo poblacional de Guargacho.

Cabe destacar que San Miguel de Abona se crea como término municipal en 1797. Transcurridos sólo dos o tres décadas de su constitución como término municipal, San Miguel contó ya con escuela de instrucción primaria, impulsada por el mecenazgo del entonces párroco D. Francisco Guzmán y Cáceres y su íntimo amigo D. Miguel Alfonso Martínez; a partir de ese momento fueron creándose las diferentes escuelas en los diferentes barrios del municipio hasta la actualidad.

La exposición se podrá visitar de lunes a viernes, de 09’30 a 13’30 hrs.

El Centro de Día Guaidyl visita el Museo de Historia Casa de El Capitán

Esta mañana, la concejala delegada de cultura, Pilar Méndez, recibía a un grupo de niños y niñas del Centro de Día El Guaidyl, quienes pudieron conocer el patrimonio cultural de San Miguel de Abona a través de una visita guiada por el Museo de Historia Casa de El Capitán, haciendo uso además de sus pantallas táctiles en 3D y gafas de realidad virtual.

Durante el recorrido, el grupo visitó el Centro de Alfarería Tradicional del municipio, el cual se ubica dentro del mismo museo, donde tuvieron la oportunidad de trabajar el barro y llevarse a casa su propia pintadera canaria, recibiendo un diploma de aprovechamiento al finalizar la jornada.

Cabe destacar que este fin de semana, la Casa de El Capitán recibía también la visita de un grupo de 30 personas pertenecientes a la Fundación Telesforo Bravo.

 

La Casa de El Capitán acoge “Fototajinates”

El museo de historia Casa El Capitán acogerá desde el próximo viernes, 6 de julio, la exposición  “Fototajinates”, una muestra fotográfica que recopila una selección de las obras que participaron en el concurso «La Floración del Tajinaste» de las ediciones 2016 y 2017 y convocado por el Ayuntamiento de Vilaflor de Chasna, en colaboración con el Hotel Spa Villalba y Cabildo de Tenerife. Con esta iniciativa, el Ayuntamiento de San Miguel de Abona materializa su compromiso con la difusión de la cultura canaria y reedita la colaboración con la Corporación local chasnera. La muestra, que se inaugurará a las 11:00 horas del próximo viernes, permanecerá en la Casa de El Capitán hasta finales de verano.

Ruta de la Piedra en San Miguel de Abona

La actividad se ha incluido dentro del programa que conmemora los 200 años de historia de la Casa de El Capitán.

Este fin de semana tenía lugar la celebración de los actos que conmemoran los 200 años de historia de la Casa de El Capitán, en San Miguel de Abona. Una casona de estilo canario, construida en 1814 por el capitán de milicias Miguel Alfonso Martínez, que desde hace 10 años cumple la función de Museo de Historia en este municipio sureño.

El alcalde del municipio, Valentín González apunta que “durante estos días se ha intentado desarrollar un programa de actividades relacionadas con la historia de la Casa y con el trabajo de la piedra y su exportación”, añadiendo que “a esto se le ha sumado una ruta que ha partido desde la Casa de El Capitán hasta la pedrera de Viña Vieja”. Cabe destacar que la ruta, guiada por el historiador Iván González, contó con escenificaciones realizadas por diferentes lugares del caso histórico de San Miguel de Abona, declarado BIC bajo la categoría de conjunto histórico, durante la cual se dio a conocer el aprovechamiento de la piedra en las edificaciones religiosas o de culto así como en casas particulares. La Asociación Montañeros de UZAPA ha sido la encargada de dar vida a personajes que representaban la vida cotidiana de antaño por el conjunto histórico del municipio, terminando el camino en la citada cantera, donde se realizó una muestra sobre la extracción de la piedra y formas de trabajarlas.

52 participantes, entre ellas componentes de la Asociación  Mayores Universidad de La Laguna, así como vecinos y vecinas de La Laguna, Santa Cruz, Güímar, Fasnia, Arico, Arona y el propio municipio sanmiguelero, no han querido faltar a esta cita cultural que tenía lugar el pasado sábado en San Miguel de Abona.

Exposición » De la goma a la lona» La carretera vieja.

Con esta exposición se pretende dar a conocer y valorar el papel fundamental que tiene la Carretera Vieja o Carretera General del Sur para el sector meridional de la Isla. Esta ví­a de comunicación ha actuado como auténtica columna vertebral del territorio, facilitando las comunicaciones y los intercambios entre los distintos núcleos de población de la zona. Su llegada a los distintos municipios del Sur, a través de un proceso de construcción  que supera el centenar de años y un sinfí­n de vicisitudes y anécdotas, supuso un antes y un después para estas poblaciones, marcando un punto de inflexión en el desarrollo social y económico de los espacios que poco a poco atravesaba.

La exposición estará formada por paneles explicativos que junto con un conjunto de fotografí­as antiguas y recientes y algunos documentos, planos y dibujos pertenecientes al proyecto original de construcción de la C-822, pretenden ilustrar la diversidad y riqueza patrimonial que atesora el entorno de medianí­as de la Carretera General, así­ como la importancia que actualmente tiene esta infraestructura, como elemento patrimonial en si mismo y como cauce para el conocimiento del Sur.

Proceso de Restauración

Restauración de La Casa de El Capitán

La Casa de El Capitán fue construida a comienzos del siglo XIX para servir de morada a Don Miguel Alfonso Martí­nez, su esposa Doña Marí­a Antonia Rodrí­guez Feo y sus nueve hijos. Don Miguel fue Alcalde y Capitán de las Milicias Nacionales, de ahí­ el nombre de la casa.

    Se situó en un pequeño morro en la Asomada, al borde del Camino Real, con una disposición simétrica a los lados de un patio central. La cara superior del morro marcaba el nivel del patio y en las pendientes del mismo se situaban cada una de las alas de dos alturas, la este que daba a un barranquillo y tení­a los dormitorios y la cocina y la oeste con las habitaciones de representación hacia las huertas. De esta ingeniosa manera el nivel del patio se encontraba elevado sobre la calle y además era de una sola altura, lo que facilitaba la iluminación del mismo. En el lado norte el patio estaba limitado por el granero construido en dos alturas y centro del conjunto. En la planta baja a nivel de calle se encontraban habitaciones de servicio. El acceso principal se realizaba por la perdida ala este, a nivel del actual Calvario, mediante una escalera que subí­a al patio. En la parte trasera se encontraban el lagar y corrales.

    La casa se uso como vivienda por la familia hasta finales del siglo XIX y posteriormente fue dividida hasta que en 1978 sufre un incendio, originado posiblemente en la cocina, que arrasa el ala este del edificio incluyendo la misma cocina y los dormitorios, así­ como parte del granero que se situaba en el lado norte y del patio. En la práctica, después de limpiado el terreno y retirados los escombros, la mitad de la casa desapareció y la posterior apertura de la calle que une el Calvario con la carretera general, borró la posibilidad de reconstruir el ala que daba al este.

    Antes de empezar la restauración se estudiaron los materiales existentes, los restos in situ, testimonios orales y unos dibujos felizmente conservados realizado por Dña. Mariví­ Tavio a finales de los años 60, gracias a los cuales se pudo observar la disposición de la casa y detalles concretos delbalcón del granero y del patio ya que desgraciadamente no se conserva ninguna fotografí­a, o no hapodido ser localizada; La única es una panorámica de San Miguel desde Tamaide en la que la casa es bien visible, pero la parte que sobrevivió al incendio, destacando la chimenea, elemento significativo de la construcción, que también queda reflejado en los dibujos.

    Dada la imposibilidad de reconstruir la perdida ala este se optó por completar el patio pero sin las habitaciones que se encontraban en dicha zona y adaptándose a la presente realidad urbaní­stica. El criterio que se siguió fue el de conservar todo lo posible, lo que no se hace casi nunca en España, ya que los edificios históricos se consideran un potencial cascarón que puede ser destripado en su totalidad sin excesivos problemas, primando solo su aspecto exterior y su implantación urbaní­stica, sin importar la disposición interior, los espacios, las escaleras y cualquier otro elemento del mismo. En el extranjero las reformas tienen un trabajo previo de estudio, llegando a tomarse muestras y catas de la pintura de las paredes y carpinterí­as, documentando todos los restos y las modificaciones realizadas en el edificio a lo largo de su historia y no se permite bajo ningún concepto la manipulación de los elementos originales internos de la construcción, mucho menos su total evisceración. Ejemplos de esta taxidermia edilicia son frecuentes en la isla y no necesitan citarse aquí­. En nuestro caso se ha conservado todo lo conservable e incluso cosas que nadie habrí­a conservado (por ejemplo los restos de pintura con plantilla sobre la puerta sur del patio, o vigas carbonizadas del granero).

    La intervención se inició con la demolición del cuerpo construido entre la bodega y el ala oeste, destinado en origen a cocina y baño, ocupando el espacio resultante el nuevo módulo de servicio y la escalera de acceso a la planta baja del ala oeste, para permitir el recorrido a las salas inferiores sin salir el edificio.

    En el módulo del lado oeste sobre las huertas, se reconstruyeron los muros exteriores que lo limitaban, aunque dada la excesiva altura de los mismos desde la calle del Calvario se decidió realizar la reconstrucción de piedra vista al resultar menos agresiva, manteniendo el encalado original en la parte conservada, además de construirse una serie de jardineras entre la actual acera y el muro de la casa. Recordemos que en este punto, la esquina junto al Calvario, se encontraba el acceso original de la casa. En el módulo del lado oeste sobre las huertas, donde se encuentra una gran sala y una alcoba, las actuaciones se redujeron al mí­nimo, reforzándose el forjado de madera, la estructura de par y tijera de la cubierta y los muros en una intervención que en su mayor parte pasa desapercibida. El forjado podrí­a haberse substituido por uno nuevo que soportase las nuevas cargas exigidas en un edificio de uso público, pero eso habrí­a supuesto la destrucción de un elemento importante de la casa por lo que se ejecutó un refuerzo con acero visible en la bodega, perfectamente diferenciable de la solución original.

    En el lado norte la sala que albergaba el lagar permaneció más o menos intacta, aunque el muro oeste resultó dañado cuando se retiró la viga del lagar y el muro norte se encontraba vencido en parte, no obstante se dejó tal cual reforzando su remate. La cubierta de rollizos de tea se desmontó para su posterior reconstrucción una vez se hubiesen consolidado los muros pero desgraciadamente la madera fue robada, por lo que hubo que rehacer la cubierta por completo, (sólo se salvó la viga maestra). En el interior de la sala se instaló un lagar adquirido en La Palma, en el mismo sitio que ocupaba el original. Se completó el trabajo con la restauración del piso de piedra y se fijo el lagar de madera que si se desea  pueda ser operativo.

    Adyacente al lagar, al lado sur del mismo y compartiendo una medianera se encontraba el granero, destruido en su totalidad que sin embargo resultaba fácil de recrear tipológicamente por los restos conservados y los dibujos antes citados. La balconada y la escalera se reconstruyeron según la disposición original, resultando dos salas, la inferior en la que se conservaron unas vigas carbonizadas como testimonio del incendio, usada como sala de conferencias en la actualidad y la superior, con una nueva cubierta a par y tijera. El canto de la sala superior se habí­a oxidado como consecuencia del incendio, y se dejó visto, como se dejaron vistas las durmientes de los forjados y cubiertas, igualmente carbonizadas.

    En el patio la vigas de tea del pórtico que se pudieron recuperar se dejaron in situ, el resto se hizo de riga según el mismo modelo, los pilares, barandillas y la tablazón se hicieron nuevas y perfectamente diferenciadas de las originales. El patio mantiene la planta primitiva, así­ como los detalles constructivos originales, como los pilares sin basa, el piso de piedra chasnera y un canto a modo de bordillo delimitando la zona descubierta.

    La actuación concluyó con la urbanización de la zona adyacente al lagar y la restauración de un pequeño cuarto separado del conjunto donde se encuentra el taller de alfarerí­a del municipio.

    Es una lástima que la casa no sobreviviera al incendio en su estado original según fue concebida a principios del siglo XIX por un desconocido maestro de obras que logró aprovechar el terreno de una forma ventajosa, revirtiendo una situación que en principio podrí­a considerarse desfavorable por la presencia del morro rocoso y la ausencia de una superficie plana. Consiguió relizar un edificio de dos alturas aparentes y gran tamaño que en realidad funcionaba y era una casa terrera, aislándose del entorno, en torno a un patio mucho más grande de lo normal con las dimensiones de un peristilo clásico, que articula el conjunto y al que se accede desde el nivel inferior y por una esquina, lo que permite contemplar el patio desde una perspectiva lateral, más rica que una simple perspectiva barroca y centralizada con el eje del mismo.

Jesús Saz Rodrí­guez-Vigil, Aquitecto